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El decreto que tiene en suspenso las tarifas tie­ne fecha de finalización el próximo 17 de diciembre, pero según dijo el secreta­rio de Energía, Darío Mar­tínez, el cuadro tarifario actual estará vigente hasta el 31 de diciembre de 2020.

En este proceso es que se empezó a negociar con las empresas prestadoras de servicios bajo los paráme­tros que estableció Guzmán en la presentación del Pre­supuesto 2021: se ajustarán acompañando la inflación. Pero Martínez en las últi­mas semanas consensuó que determinados sectores podrían pagar los servicios. “Al que puede pagar, vamos a tratar de cobrarle el cos­to”, anticipó el funcionario.

Las empresas dicen con­tar con la información ne­cesaria para aplicar aumen­tos segmentados, que po­drían llegar con precisión a segmentos que pueden “pa­garlos”, según coinciden en empresas y Gobierno.

El Poder Ejecutivo es­tudia un solo incremento anual, para evitar costos políticos en 2021 (año elec­toral), pero las opciones están abiertas. Serían “tari­fas de transición”, que du­rarían todo el año. Recién para 2022 está prevista la revisión tarifaria integral (RTI), que sería el cumpli­miento del marco regulato­rio del sector.

Los subsidios, que ahora corren para todos, podrían recortarse para ser asignados en forma más específica. En la mira hay un 20% del padrón de usuarios residenciales de luz y gas. Allí el aumento podría rondar entre el 50% al 60%.

El porcentaje de los que podrían pagar un aumento difiere según región geo­gráfica, o si se trata de luz o gas. En distribución eléctri­ca, hay dos grandes grupos de altos consumos. Uno es de viviendas amplias o mu­chos aparatos eléctricos, pero el otro se encuentra en barrios de emergencia. Allí, frente a la ausencia de redes de gas natural y agua, la electricidad se usa para otros artefactos.

La idea del Gobierno se­ría avanzar con aumentos para segmentos acomo­dados o poder adquisiti­vo medio, excluyendo los barrios de emergencia. En las empresas dicen que -en muchos asentamientos- la electricidad no se paga. Las empresas avalan esta estrategia. “Podemos ayu­dar a identificar bien estos segmentos”, repiten por lo bajo.

Hay un 30% del padrón eléctrico que escaparía de los aumentos, o estaría por debajo de la inflación. El secretario Martínez cree que los programas de asis­tencia de la Anses, como el Ingreso Familiar de Emer­gencia (IFE) puede funcio­nar como referencia. Sus beneficiarios no pagarían aumentos, o recibirían in­crementos mínimos. 

En cambio, hay un 40% de consumos medios que convive con realidades mixtas. Allí hay tanto be­neficiarios de planes so­ciales como trabajadores que pagan impuesto a las Ganancias. En el Gobierno lo identifican como “clase media”, a la que no quie­ren afectar, como lo hizo el gobierno anterior en el 2019

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