Sanluiseño que competirán en Jesús María

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La competencia se realizó en Monte Caseros

En el 52º Festival de Doma y Tradición se consagraron los representantes provin­ciales para Jesús María 2022, Cristian Pucheta (San Luis del Palmar), en crina; Fer­nando Ezequiel Alorda (San Roque) en basto y Jorge An­drés Danuzzo (Curuzú Cua­tiá) en grupa surera.

El intendente Juan Carlos Álvarez dejó su impronta junto a la Comisión de Doma y su equipo municipal, que la ciudad de Monte Caseros desde hace 52 años ostenta, orgullosa, su título de ca­pital del Festival Provincial de Doma y Tradición de Co­rrientes.

En tres jornadas consecu­tivas de jineteada y espectá­culo, la ciudad reforzó desde el 17 al 19 de diciembre los lazos del arraigo que la vuel­ven indiscutida sede de esta importante instancia, donde se definen los jinetes que re­presentarán a Corrientes en el Festival Nacional de Doma y Folklore de Jesús María, Córdoba, que tendrá su edi­ción 56 entre el 7 y el 17 de enero de 2022.

Con una excelente grilla de grupos musicales culminó en la triple frontera la tercera noche de luna que reunió a los más destacados y hábiles jinetes de la provincia.

A pocos días de asumir como intendente de Monte Caseros, Juan Carlos Álvarez asumió este desafío, brindar un espectáculo cuidado, pro­lijo en cada detalle, sólido en su organización, cálido y emocionante, tanto para es­pectadores como hacedores del espectáculo: relatores, payadores, conductores, ji­netes, tropillas, músicos y ballets.

Una combinación que flu­yó perfectamente aceitada, mostrando un fuerte trabajo de un equipo de gobierno ca­paz, consolidado y compro­metido.

Dieciséis importantes ar­tistas sobre el escenario, los mejores ballets de la zona, la voz oficial de Jesús María en el relato de Daniel Fazi, re­nombrados payadores, más de 200 montas, la presencia de 26 tropillas y más de 250 mil pesos en premios, en un espectáculo que las tres no­ches tuvo entrada gratuita, son un ajustado resumen que deja fuera lo indescrip­tible.

La alegría del reencuentro, la emoción y la expectativa en cada suelta de palenque, esa inquebrantable confra­ternidad de los participantes que, ante que competido­res o adversarios, son fa­milia unida por una misma pasión.