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El obispo auxiliar de Corrientes, José Adolfo Larregain, analizó los números del INDEC que reflejan la realidad socieconómica del país, de la región y de esta capital. Pidió acciones urgentes.

La tasa de pobreza se ubicó en 36,5% en Argentina al cierre del primer semestre de 2022, equivalente a 17,3 millones de personas, según informó, esta semana, el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC).

 Ese guarismo representa una baja de 4,1 puntos respecto al 40,6% que se había registrado en el mismo período de 2021, cuando la pandemia había paralizado la actividad económica.

A su vez, descendió 1,8 puntos con relación al segundo semestre del año pasado. Las cifras oficiales muestran que el 27,7% de los hogares del país es pobre y la indigencia afecta al 6,8%.


Siempre de acuerdo al reporte del INDEC, en la ciudad de Corrientes, teniendo en cuenta a una población estimada en 385.704 personas, la tasa de pobreza registrada fue del 38,5% (148.676 personas) y la de la indigencia del 7,6% (29.188 ciudadanos).

El obispo auxiliar de Corrientes, José Adolfo Larregain, analizó esos indicadores junto a época y sostuvo «con las estadísticas en mano se habla de que bajó la pobreza pero subió la indigencia».

    
En esa tesitura amplió que «son valores muy altos, esto tiene que ver con los aumentos de la Canasta Básica, con incrementos que superan incluso el índice de la inflación. Esto nos habla de un cierto desfasaje o desconexion entre la realidad y los informes que se dan oficialmente».

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