22 de Marzo, 2022
La decisión de varias jurisdicciones como la Ciudad de Buenos Aires, La Plata y Tierra del Fuego, entre otras, de quitar la obligatoriedad del uso del barbijo en el ámbito escolar fue calificada por especialistas como «apresurada» teniendo en cuenta que todavía existe circulación de coronavirus además de otros virus respiratorios como el influenza, para lo cuales las mascarillas también serían una herramienta útil de prevención.
«Está demostrado que el uso de barbijo reduce la transmisión de Covid-19 y desde hace años sabemos que previene la transmisión de otros virus respiratorios como gripe o influenza», indicó a Télam la jefa del Servicio de Control Epidemiológico e Infectología del Hospital pediátrico Garrahan, María Rosa Bologna. Y añadió que «en este momento tenemos un aumento importante de casos de gripe, por lo tanto es necesario usar el barbijo, especialmente en lugares cerrados, incluida la escuela».
También la médica infectóloga Leda Guzzi opinó que «todavía no es momento; aún no sabemos qué evolución va a tener la pandemia porque, por un lado, habrá que ver qué pasa con introducción de la subvariante BA.2 de Ómicron en nuestro territorio y, por otro, existe el riesgo de una evolución hacia nuevas variantes más virulentas».
Los otros virus
Guzzi, miembro de la Sociedad Argentina de Infectología (SADI), sostuvo que «además, las temperaturas frías se acompañan de una reducción de la aplicación de otras medidas preventivas como la ventilación y el desarrollar actividades al aire libre, por lo que la mascarilla como estrategia de prevención adquiere un rol preponderante».
«Además -continuó- con el frío emergen virus respiratorios estacionales como influenza, (que actualmente es responsable de un brote en Argentina) y virus sincitial respiratorio y aún no conocemos la severidad clínica de los cuadros de co-infección (por ejemplo, SARS-CoV-2 – influenza).
La especialista señaló que «pasado el invierno, vamos a contar con más información y datos de lo que va pasando en los países que nos anteceden temporalmente en la pandemia y tal vez se pueda considerar como una medida posible».
En el mismo sentido, la investigadora de Conicet Andrea Pineda Rojas, del Centro de Investigaciones del Mar y la Atmósfera (CIMA) y del Conicet, señaló a Télam que «parece una decisión apresurada teniendo en cuenta las nuevas olas de contagio en Asia y Europa, incluso en países con buen nivel de vacunación».
Y recordó que «el barbijo reduce el nivel de exposición a aerosoles potencialmente infectivos y es una de las medidas más eficaces para reducir el riesgo de contagio; creo que sería prudente continuar usándolo sobre todo ahora que se aproxima el frío».
Por su parte, el bioinformático de la Universidad Nacional de Córdoba (UNC) e investigador del Conicet, Rodrigo Quiroga, sostuvo que «lo que se necesita es una planificación a largo plazo para definir cuándo hay que usar barbijos porque esto de cambiar las reglas en forma constante es contraproducente. La ciudadanía necesita previsibilidad para poder entender el por qué de las medidas y cumplirlas».
Y añadió que «en algunos países europeos se había dado marcha atrás con el uso de barbijos no sólo en las escuelas sino en general, como Austria y Escocia, y lo tuvieron que retomar por el aumento de casos. Entonces, esas idas y vueltas generan confusión y una baja adhesión«.
Para Quiroga, «la planificación debería dejar en claro cuáles son los escenarios de alto, medio y bajo riesgo y cuándo utilizar barbijo o no en cada contexto. En el caso de los lugares cerrados con muchas personas, creo que aún no hay condiciones para dejar de utilizarlo».
Además, señaló que «tal vez se podría pensar en dejar de usar el barbijo si estuviera garantizada una ventilación adecuada en cada aula, pero esto no es así ; por otra parte estamos en un brote de gripe A y en la proximidad del frío que hace que se ventile menos, dos factores que hacen que no sea conveniente la medida».
Para el físico e investigador del Conicet Jorge Aliaga, que las medidas se tomen a nivel regional tienen sentido porque «la situación de cada jurisdicciones es diferente, no sólo de circulación de coronavirus sino de otras enfermedades respiratorias de las que ministras y ministros de salud de distintas partes del país nos están advirtiendo que hay más casos que otros marzos».
«Entonces -continuó- hay que hacer una evaluación de riesgo de cuántos casos hay en cada jurisdicción de enfermedades respiratorias para pensar el uso de barbijos en lugares cerrados, tanto en el aula como cualquier otro espacio, y también ver en qué lugares se ha implementado para mitigar el riesgo la ventilación controlada con medidores de dióxido de carbono«.
«Porque si hay lugares donde la ventilación es buena, la gente no está amontonada y no hay mucha prevalencia de casos, se puede pensar en sacar el barbijo. Lo que no me parece es que el argumento sea que la gente está cansada de usar el barbijo», sostuvo.
El viernes pasado, el Consejo Federal de Salud (organismo integrado por ministras y ministros de Salud de todo el país) emitió un comunicado en el que advirtió la necesidad de «seguir utilizando el barbijo en espacios interiores y mantener los ambientes ventilados» y acordaron suspender la obligatoriedad del cumplimiento del distanciamiento de dos metros.
En Argentina, luego de 8 semanas consecutivas de descenso del número de casos de Covid-19 ocasionada por variante ómicron, se registra un amesetamiento en la tendencia en la última semana y se suma «una detección de circulación temprana de un alto número de casos de influenza, especialmente en población pediátrica», indicó el comunicado de Cofesa.
Y añadió que «existe una incertidumbre a nivel mundial acerca del comportamiento del virus SARS-CoV-2 durante los próximos meses, especialmente durante el invierno del hemisferio sur (nuevas variantes, nuevos picos, co-circulación con otros virus»).